lunes, 7 de enero de 2008

domingo, 6 de enero de 2008

PRESENTACION














































Acción Desbordada es un proyecto financiado íntegramente por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Fondart 2007, que investiga, explora y promueve sobre las posibilidades de la visualidad en sus etapas de producción, exposición y circulación, teniendo como marco de trabajo las artes visuales, básicamente la pintura como elemento objetual y simbólico.

Acción Desbordada se presenta como campo de trabajo investigativo solo situado en la ciudad de Calbuco, Región de los Lagos, Chile, lugar que habito y donde la producción/circulación de artes visuales contemporáneas no existe, ya que se formula solo como un lugar importante para la economía de la zona, ubicado estratégicamente para la inversión empresarial. Se presenta porsupuesto como un territorio perfecto para la sobreexplotación de sus recursos y para la implementación de otros, como el bosque migratorio del pino insigne y eucaliptos, la inclusión de productos foráneos como el salmón, el sobrepoblamiento de centros de cultivo de mariscos, etc. Uno de los objetivos de Acción Desbordada es proponerse como un espacio autónomo de acción, fuera de los espacios - instituciones como las galerías de arte, salas o centros culturales, posicionado en el espacio público de Calbuco, desde las calles y sus intersticios. Quizás la única dependencia institucional sea su financiamiento, sin embargo no es un obstáculo para cumplir a cabalidad sus planteamientos artísticos, ciudadanos, políticos y culturales.

El proyecto se plantea como un desborde práctico – simbólico de los presupuestos de la pintura tradicional, de la pintura como objeto marco de uso exclusivo de los “artistas”, de las galerías que la promueven o de los marchantes que la comercializan. Intenta cuestionar su factibilidad de elemento suntuario y se tensiona a sí misma (pintura política).

Calbuco se presenta como el lugar y territorio de práctica (es la tela objeto), donde las personas y sus espacios están invitados a ser parte del desborde y (des)aislamiento que aquí habita.









SOBRE EL LUGAR_CALBUCO, REGIÓN DE LOS LAGOS, CHILE

La (isla) de Calbuco, caleta industrial, ubicada a 56 Km. de la capital de la Región de los Lagos, Puerto Montt, es el lugar perfecto para la explotación desde hace décadas de recursos naturales, unos pertenecientes a este territorio, otros instalados aquí por empresas que operan no solo en Chile.

El desarrollo de Calbuco se platea principalmente como extensión del desarrollo de América Latina, como un centro para la inversión económica externa, donde el capital fundamental es la acumulación de este. Por lo tanto, el desarrollo eficaz del lugar como centro de interés multiplicado solo es posible como orientación financiera, de trabajo humano duro para que las empresas no dejen de invertir, y del otro desarrollo, ni hablar. Muchas familias buscan un bienestar para sus hijos fuera de este lugar, otras sin embargo repiten la tradición de seguir trabajando en el mismo lugar que ocuparon sus antepasados, las fábricas y plantas procesadoras de productos marinos, donde el desarrollo integral humano es impensado.

Calbuco, ubicado al borde del continente, al borde del subdesarrollo, al borde cultural de Chiloé, al borde de la sencibilidad, al borde del mundo.





LA PINTURA EXPANDIDA

Acción Desbordada acontece desde la pintura no como intento dentro del propio cuadro, situación bastante asimilada dentro del trabajo artístico en el sur de Chile sobre todo si pensamos en la “irracionalidad” de la explotación paisajística, quizás tanto como las actuales forestales o salmoneras, sino que asume el riesgo en salto rasante hacia el contexto como lugar de sucesos.
El cuadro siempre arremete como un colapso de lo político del contexto, acumulando aún más su capital invertido en el imaginario, tanto como la repetida transmisión de situaciones alarmantes por televisión o la prensa escrita, arriesgando siempre el anestesiar las sensibilidades visuales y mentales. Como lo analiza Néstor García Canclini en su libro Diferentes, Desiguales y Desconectados, donde la dinámica cultural y económica actual es “La hiperrealidad de lo instantáneo, la fugacidad de los discos que hay que escuchar esta semana, la velocidad de la información y la comunicación barata que propicia el olvido”, es decir las filiaciones de las comunicaciones con las reglas ideológicas del capitalismo económico, ya que en nuestro mundo de occidente “…todo está calculado para generar un máximo impacto y una obsolescencia instantánea” (Costa, 2002), sin que necesariamente exista un contacto con las intenciones estéticas de desmontaje crítico.
El proyecto activa la pintura como campo ramificado hacia el espacio urbano y rural siendo estos partes del soporte - obra. El contexto de los sucesos es parte de la pintura; el objeto cuadro no ternita con el bastidor o los marcos de la tela, sino que el lugar es en sí “pintura” posicionada en estado crítico y tensionado en la práctica – proceso del proyecto.
La pintura de Acción Desbordada supone una táctica con el lugar, no in situ, como los encuentros entre pintores de salón que vuelven a representar lo representado infinitas veces.
Esta vez la pintura se inclina para que el paisaje geo - demográfico en su imaginario acumulado distanciado de las prácticas artísticas formales u oficiales, se haga interrogar en posicionamiento directo en la problemática de la elaboración y proceso artístico – social.

La pintura expandida como modelo de la nueva arquitectura artística que intenta circular en promoción con un espíritu renovado, ya que también existen otros modelos de observación crítica, no solo los creados por las distancias entre las galerías de arte y el público.
Acción desbordada incluye la pintura en el devenir propio del cotidiano insular, donde cada vez que se pinta es el lugar de origen visual – simbólico el que sistematiza su apariencia en fugada claridad.








PUBLICO SITUADO

La ciudad y sus espacios son una construcción física – formal que se debe a resultados planificados o no de algunas personas que solo pueden orientar intenciones, sin embargo estos resultantes no solo generan indicadores formales aislados, sino que significan para los ciudadanos de manera también simbólica, y son estos los que al habitarla designan los lugares e importancias para quien las visualiza desde el análisis + propuestas artísticas visuales que en conjunto darán origen a la obra que resiste a ser considerada como elemento de tienda (aislado).
Los ciudadanos (urbanos o rurales) existen en este lugar desde el imaginario personal y colectivo (cultura), son quienes contienen y comprenden el mundo desde la manera de apropiación de las cosas (como elementos abstractos desde lo formal), por lo tanto estas contienen un capital de conocimiento, vivencias y experiencias adquiridas que hacen de ellas elementos demográficos que ordenan y forman parte de discurso geográfico urbano (discurso político). La ciudad y sus espacios significan desde sus habitantes, son estos los creadores de paradigmas, los que hacen de la ciudad un estado denso y complejo que se niega al dominio total de los capitales externos; los que desde su concepción del mundo configuran los sistemas de relaciones de los espacios (optimistas o no); en definitiva HABITAN el espacio, no lo ocupan.
Acción Desbordada (AD) se contiene en la ciudad urbano – rural de Calbuco (pero no se adhiere, solo es sintomática). Los espacios se sistematizan por sus habitantes, por lo tanto estos deben existir como otros espacios de pensamiento, son parte del paisaje discriminado, son colores en el muro.
Los habitantes – transeúntes fueron los invitados a ser parte del proyecto como co-ejecutores; se inscribieron como los mismos otros dentro del espacio proyecto. De alguna manera AD fue parte de la ciudad, por lo tanto las personas que la construyen habitaron este nuevo intersticio como diseñadores de significados; desde la observación, opinión, crítica, ejecución, cooperación o el abandono a la participación, que también es opinión, los transeúntes existieron en este nuevo lugar que edificó la obra, la que hizo presentar y representar algunos presupuestos existentes en esta tierra (desde la pintura); la gran mayoría de los transeúntes se aproximó a la obra en construcción – exposición en un espíritu de participación, otros la rechazaron como se rechaza a un extraño. De cualquier manera “el problema es que después de conocer, uno no puede desconocer. Cuando uno conoce la verdad, el mantenerse callado, el no decir nada, es una acción política tanto como protestar. No hay inocencia. De uno modo u otro, uno es responsable”.
El capital imaginario de cada persona que participó de la obra fue la que condujo las formas y figuras en las pinturas – operaciones como esquemas que diagramaron sus significantes y significados. Participaron estudiantes, dueñas de casa, obreros, carabineros, pescadores, prostitutas, profesores, changeros, profesionales de varias áreas (prácticamente nadie vinculado a las artes visuales), vagos, drogadictos, enfermos mentales, niños, funcionarios municipales, etc. Las personas irrumpieron directamente sobre las telas y maderas como ejecutores físicos o bien como arquitectos de las direcciones que debía tomar cada momento pictórico. Sus maneras de ser y hacer se inscribían en el espacio pictórico. La técnica en el transcurso operativo de cada uno fue el resultado de la acumulación del capital individual.











EMPLAZAMIENTOS Y ACCIONES

El proyecto fue ejecutado en diversos espacios de la isla – comuna de Calbuco. Fue situándose en ferias libres, paraderos de micro, calles, a orillas de plazuelas, fuera de colegios, esquinas, caleta pesquera, puertos de embarque, acceso al cementerio local, calles obstruidas, espacios residuales, objetos y espacios desechados, plaza ciudadana, acceso a prostíbulo, estacionamientos, espacios de espera y descanso, playas, clausurando basureros y bancas, acoplándose a monumentos nacionales y locales, veredas, etc.
La búsqueda constante de Acción Desbordada fue desplazarse de las concepciones tradicionales y de poder en torno a las artes visuales en el sur del país, definida desde la pintura como método de ejecución. En el intento de zafarse de la tendencia hacia lo privado de las exposiciones de pintura, la obra buscó los espacios públicos de la comuna.
En muchas ocasiones las pinturas fueron construidas como carros para ser transitadas por las calles; esto permitía que no solo fueran meros objetos de salón, sino que acontecían como elementos urbanos que en momentos divertían, obstruían o molestaban el común funcionamiento de la ciudad. Esos momentos fueron espacios de tiempo que transeúntes invirtieron su capital imaginario en pos de la reconstrucción pictórica (en el sur de Chile).
Cada tránsito y transición de las operaciones visuales pictóricas aconteció como un desborde de los presupuestos y usos galerísticos de la obra, donde esta es posicionada como objeto de admiración y transacción de poder económico y de posición social – cultural, porque “Quienes dominan el capital acumulado, fundamento del poder y de la autoridad de un campo, tienden a adoptar estrategias de conservación y ortodoxia.” (García Canclini, 2004: 61) En ocasiones a las pinturas u obras expuestas en galerías las rodea un aura que las diviniza y las hace inalcanzables para un gran número del público actual, los que no ostentan un capital cultural y económico que las haga parte de su sala . El poder se tiende a momificar sus intenciones.
Frente a esta realidad hipersaturada y constantemente acumulándose, las operaciones de Acción Desbordada se situaron siempre de manera distinta a la instaurada por la institucionalidad de los espacios que administran las situaciones estéticas culturales.
Al intervenir y ser parte de la obra los propios transeúntes de los espacios públicos, en su integridad como seres culturales, están presentes en la acumulación simbólica que pretende ser un momento crítico al espacio mediatizado en las revistas, periódicos, televisión, radios, shows culturales, espectáculos, eventos, etc.; los que sin duda producen, organizan y hacen circular los valores de la cultura como ítem turístico o de esparcimiento. Fueron los propios transeúntes que en las pinturas situadas en las ferias libres de Calbuco, en los paraderos de micro, en las calles o espacios desechados invirtieron un momento de su tiempo en la activación de la pintura en constante proceso. Dibujaron y pintaron al acalde de Calbuco, a sí mismos, al paisaje que poseen en su imaginario, la bandera chilena y de otras naciones sudamericanas, flores fuera del cementerio, lanchas, botes y peces, corazones, textos, autos, mapas, televisores, etc. También ordenaron y desordenaron, criticaron u opinaron sobre las imágenes o textos que iban sucediendo.
Los presupuestos y condiciones que puso en crisis la obra se orientan hacia el descompromiso de la pintura en su contexto administrado institucionalmente, en sus etapas de producción y circulación; tradicionalmente esta se manifiesta como una “tela enajenada” del espacio social, político y cultural al que pertenece en su con – textualidad. Por tal razón se cotidianizó el hecho artístico en respuesta a los procesos de dominio del capital cultural, desgastando el interés de la pintura como objeto – cuadro ensimismado, el que no genera redes textuales vinculadas a los espacios de uso, que esencialmente son espacios simbólicos.
En el intento por cuestionar la tela enajenada de la pintura histórica, es que la obra aconteció con el público como parte de ella, extendiendo sus gustos, sentimientos o conocimientos sobre su identidad, como ciudadanos y sujetos culturales. Cada tela diseñada, rayada, dibujada o manchada era una extensión del imaginario individual que se sostenía en un campo colectivo.
Las exposiciones de la obra acontecieron como tiempos consumidos, donde la pintura “expuesta” fue parte de un ritual creativo y de situación territorial. Las distintas pinturas (como cuerpos físicos: telas - bastidores), acontecían espacialmente tensionando o evidenciando un momento distinto. En una de las operaciones una tela fue dispuesta sobre la calle para poner en crisis su propia fragilidad, donde los automóviles pasaron sobre ella sin importar su emplazamiento extraño. Otras telas construyeron distintos espacios “arquitectónicos”, uno reocupando una esquina clausurada y otro un espacio residual a un costado de la Municipalidad de Calbuco. En ambas se dispuso de varios mini espacios en donde personas que transitaban por el lugar intervinieron las telas “diseñadas” por el artista (otras fueron diseñadas por el público que intervino); estas intervenciones del espacio público quisieron evidenciar por medio de situaciones espaciales inútiles y transitorias la inestabilidad de los sistemas públicos culturales, donde el “aire se cuela por todos lados”, y siempre el (re) utilizado puede ser necesitado por otras fuentes de poder (en el espacio intervenido a un costado de la Municipalidad, dos funcionarios públicos exigieron permisos especiales para utilizar ese lugar de residuo una vez que la obra ya acontecía, las explicaciones era que incomodaba la ocupación del espacio por el hecho que estar a un costado de la Municipalidad, solo por eso). En ambos lugares la obra debía ser retirada.
En otras intervenciones del espacio público las telas, los bastidores y las maderas construían espacios de uso, como paraderos de micro (en caleta pesquera) y espacios de espera bajo la lluvia (fuera de un prostíbulo). Las intervenciones intentaron desmontar el valor simbólico del no lugar en espacios intensos en su habitar. Otras situaciones simbólicas urbanas fueron la acumulación física de telas, un cubo de pintura ciego con un trazado que dibujaba un poste de alumbrado, un banco de plaza sin utilidad formal (fue dejado durante todo un día en la plaza cívica y transeúntes lo intervinieron), una operación de pintar junto a un niño estructuras – bastidores y un gran tela en un enorme bloque de hormigón desechado en una playa. Otras ocupaciones consistió en disponer sobre los monumentos a héroes nacionales y locales telas ya pintadas por los transeúntes (y yo). También situar muchas telas – pinturas sobre el muro del puerto pesquero, lo que cuestionaba los conceptos de identidad y poder.
Hubo situaciones que tensionaron el uso del espacio y elementos de uso público con el fin de generar una instancia crítica de los sistemas de circulación de la obra visual (como pinturas sobre el pavimento de estacionamiento, cubos alrededor de basurero y banca, censurándolos; también intervenciones/pinturas en la playa de una isla del archipiélago).
Trabajar sin permiso para desmontar el espacio en su situación política (por el uso designado y el significado definido para cada lugar). Las últimas operaciones consistieron en preguntar a distintas personas: ¿cuál no le gusta?, frase que sobre las pinturas/operaciones que Acción Desbordada había ejecutado durante el proceso del proyecto; el intento se orientaba a la desconstrucción de la pintura como obra definida, “terminada”, histórica y conservadora, donde los transeúntes opinaron sobre la formalidad estética de las obras. La pinturas escogidas por las personas (enfermos mentales, niños, dueñas de casa, pescadores) fueron censuradas velando su imagen anterior; luego las telas fueron intervenidas por el artista solo con charcos de agua de mar tinturadas con materia pictórica. En definitiva, la pintura como un proceso en constante (re) construcción.